Seamos honestos: en muchas ocasiones afirmamos que no queremos o no deseamos algo, no porque realmente lo sintamos así, sino porque no lo estamos recibiendo en nuestra relación. Decir que “no nos gusta” se convierte en un mecanismo de autojustificación, una forma de dar sentido a nuestra permanencia en ese vínculo, aun cuando en el fondo podamos anhelarlo.